El roce de sus manos recorriendo en

El roce de sus manos recorriendo en detalle su piel tan calma y dulcemente, cubriendo cada milímetro con sus caricias, haciendo que suspiros escaparan de entre sus labios con cada toque, cada pequeño beso posado en la extensión de su cuello…

"Senpai…"

Su voz tan suave era como una caricia más. El cuerpo del menor sobre el suyo, posado con el cuidado que nunca olvidaba, esa manera de llamarlo, maldita sea, lo había extrañado tanto aunque no había sido mucho el tiempo en que careció de todo aquello que en ese momento tenía la dicha de volver a experimentar.

Souichi estiró los brazos, rodeando con ellos a quien tenía encima. Enredó en sus dedos mechones de ese cabello negro, jugueteó con él, disfrutó de sentirlo nuevamente, la textura y su perfume tan sutil, delicado como lo era todo en ese preciso instante.

"Mori… naga…"

En momentos como ese, ya nada más importaba. El qué pensarían, lo correcto y lo que no lo era. Qué pasaría después, todo daba igual. En esos momentos, el exterior desaparecía y sólo quedaba lugar para ellos dos.

Sus cuerpos balanceándose en sincronía.

Sus labios unidos.

Los gemidos de ambos atenuados al mezclarse y morir entre sus bocas.

Y el sonido del despertador anunciando las 7AM, arrancándolo cruelmente de su sueño de un sobresalto.

Se sentó de golpe en la cama con el corazón latiendo acelerado. Respiró agitado, sacudió un poco su flequillo, quitando también de su frente la delgada capa de sudor que se había formado.

Ese sueño… No podía…

Al bajar la mirada, el rubor en sus mejillas se intensificó desmesuradamente. No podía creer el tipo de sueño que acababa de tener, no podía creer lo mucho que le había afectado el mismo. Peor aún, no podía creer lo que desde entre sus piernas estaba elevando las sábanas.

Se puso de pie, no tenía tiempo que perder indignándose. Acomodó su erección lo mejor posible antes de salir de la habitación, metiéndose directamente al cuarto de baño manteniendo su vista fija al frente. Por fortuna, no oyó ninguna voz que alterara aún más sus nervios.

Necesitaba del agua helada acomodando sus pensamientos, deslizándose sobre su cuerpo y erizándole la piel. Que atenuara su rubor y la incomodidad en su vientre bajo.

Con sólo una toalla rodeándole la cintura, volvió rápidamente por el mismo camino sin atreverse a mirar a los lados aún. Cerró de un portazo accidentalmente al entrar en su habitación, pero no dio importancia a lo fuerte que había sonado, y con la energía con que había comenzado el día, velozmente se vistió y salió nuevamente al living.

"Buenos días." Saludó como si nada hubiera sucedido.

"Buenos días." La sonrisa de siempre estuvo allí para recibirlo, haciendo que algo de rubor regresara a las mejillas del mayor. "¿Sigues molesto?"

De alguna manera, el sólo hecho de que preguntara le molestaba.

"No lo estaba."

"Lo parecías con las puertas."

"Eso no tiene nada que ver contigo."

Su hostilidad dejó lugar al silencio, parecía que hasta intentar iniciar una conversación se tornaría incómodo, y lo entendía perfectamente. Aunque debería haber aprendido a mantenerse en silencio mucho antes de llegar a esa situación. Si hubiera aprendido a cerrar la boca desde un primer momento, Dios sabe la cantidad de disgustos que se habría ahorrado.

A pesar de su mal carácter, Morinaga no parecía afectado en lo más mínimo. Tal vez había asumido la culpa como usualmente hacía, o simplemente no le importaba el revoltijo que pudiera tener en su interior. Por supuesto, no tenía sentido que se interesara por él si ni siquiera era capaz de reconocerlo.

Ni siquiera estaba siendo capaz de preparar una simple taza de café por sí mismo a velocidad normal ahora que se daba cuenta, y tampoco pensaba pedir ayuda por lo visto.

"Hey." Llamó su atención mientras se acercaba hasta colocarse junto a él, frente a la mesada. "Deja eso, yo me encargo."

"Es sólo café, yo puedo, no te preocupes."

"Llegaré tarde si te espero. Ve a sentarte, prepararé un desayuno decente para ti también."

"Ah, no es necesario, ya casi no queda tiempo."

El mayor soltó un ligero suspiro. Debería permitirle sin protestar el ser más o menos amable ya que por una vez en la vida tenía la intención. De todos modos no hizo caso y continuó tostando algo de pan mientras el café terminaba de hacerse.

"Puedo hacer tiempo para dejarte esto listo." Dijo entretanto buscaba una bandeja para dejarla preparada en la mesada.

"De todos modos no llegaré." Le escuchó replicar desde el sillón. Su voz también sonaba algo diferente. Menos estúpida, tal vez.

"¿A dónde?"

"A la universidad."

"Tú no irás." Sentenció de inmediato.

"¿Qué hablas? ¡Tengo que ir!"

"No irás, no para ser un estorbo. Quédate hasta que puedas usar ambas manos."

"Pero mi trabajo…"

"Yo me encargaré de todo."

Llevó un individual, luego el café, cuchara, azúcar, mermelada y las tostadas medio carbonizadas. No supo en qué momento, sólo volteó y se quemaron. Tal vez el pan estaba hecho por homosexuales, era suficiente explicación para él.

Cuestión, armó la mesa lo mejor que pudo con el apuro que llevaba.

"Sólo preocúpate por recuperarte."

El más joven observó atónito lo que pasaba. Apenas lo conocía, pero no creyó posible ni en un millón de años ver al otro comportándose así. Tal vez su primera impresión estuvo completamente errada, no lo sabía, pero sólo pudo responder a esos gestos con una sonrisa amplia, reflejo de un sentimiento que con esfuerzo se asomaba en su interior, incapaz de descifrarlo.

"Muchas gracias, senpai." Respondió alegremente.

Souichi abrió grandes los ojos. Su corazón golpeó fuertemente contra su pecho.

"¿Me llamaste "senpai"?"

"Ayer parecía como si quisieras que te llamara así. ¿Me equivoqué?"

Apartó su mirada llena de desilusión en cuanto se dio cuenta del cambio en su expresión. No iba a darle el gusto de ver funcionando su juego, pero esa había sido una jugada bastante cruel.

"Llámame como quieras. Me voy."

"¡Ten un buen día!"

Antes de salir de la habitación, se giró mirándolo por sobre su hombro con el ceño fuertemente fruncido.

"Más te vale estar aquí cuando regrese."

No estaba del todo consciente de lo que sucedía. A su alrededor, el laboratorio apenas se hacía visible a sus ojos, mientras mantenía la concentración necesaria para continuar apropiadamente con su investigación y también con la de su kohai.

Las notas que había encontrado allí no le fueron para nada útiles:

"Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai

Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai"

Todo rodeado de corazones.

Ver eso le había provocado un tic en el ojo derecho.

Naturalmente, arrancó la página, la arrugó y despedazó, dejando que los trozos se esparcieran por el laboratorio. Luego fue juntándolos y los arrojó a la basura, excepto por uno donde un "Senpai" junto con un corazón había sobrevivido. Lo observó por unos segundos antes de guardarlo en uno de los bolsillos de su pantalón.

Aquellas "notas" habían servido para un propósito diferente al que había pensado antes de llegar a leerlas. Quizás las cosas estaban mejor así, con un Morinaga normal, sin esa imperiosa necesidad de constantemente invadir su espacio personal y más. Así ambos podrían centrarse en lo que realmente importaba.

No volvería a sentir ese miedo por ser descubierto. No más abrazos, ni besos robados.

*En este momento no hay nadie más excepto nosotros.*

Recordó las veces en que fue acorralado contra la pared o un mueble de allí mismo, atacado por las inquietas manos del menor, atrapado entre sus brazos y el tan agradable calor que su cuerpo emanaba.

*¡Detente! ¡¿Eres estúpido o qué?! ¡Estamos en la universidad!*

*¿Estás diciendo que está bien mientras no estemos aquí?*

"…"

Si, definitivamente era mejor así.

Debía reforzar sus argumentos o pronto se quedaría sin excusas que darse a sí mismo.

Sobra decir que el resto de la jornada le resultó un infierno.

Regresó agotado al departamento. Sólo quería lanzar sus cosas a cualquier parte, sacar un par de cervezas de la nevera y beber hasta olvidarse de su propio nombre. Era demasiado ruidoso el conflicto que tenía internamente, no lo dejaba en paz. Y él creía que la presencia de Morinaga bastaría para poder estar tranquilo. Bueno, al menos ya podía conciliar el sueño.

Sus pasos resonaron pesados a medida que subía las escaleras, también al acercarse a la puerta, sumando el ruido de las llaves entrando en la cerradura. Las luces estaban encendidas, pero no percibió movimiento alguno. También la TV estaba encendida.

Dejó sus zapatos en la entrada y avanzó hacia el living. Miró a su alrededor, buscando a ese bastardo, pero no lo vio sino hasta que se aproximó a la mesa ratona en busca del control remoto.

Morinaga dormía en el sofá en una posición que parecía ser bastante incómoda.

¿Habría estado esperándolo?

Negó mentalmente, seguro simplemente habría querido ver algún programa y el sueño terminó ganándole.

Fue a dejar sus cosas en su habitación, y sacó de ella una frazada para cubrir del frío al menor. Ya estaba lo suficientemente roto como para que además pescara un resfriado. Se aseguró de cubrirlo bien, intentó acomodarlo un poco mejor en el sofá, con cuidado de no despertarlo. Los dedos de su mano derecha se movieron a través del cabello del otro mientras buscaba delicadamente poner una almohada bajo su cabeza.

Miró sus labios al oír un muy ligero quejido salir de entre ellos, alertándolo. Le vio apretar un poco los párpados y luego volver a relajarse por completo. El mayor suspiró de alivio, no hubiera sabido qué cara poner si despertaba.

Se veía tan indefenso allí, soñando con quién sabe qué. Dudaba que algunas de las cicatrices fueran a borrarse por completo, o al menos tomarían varios años en irse.

Volvió a bajar su mirada a medida que apartaba sus manos de él. Comenzó a

Kết quả (Anh) 1:

Rubbing of hands crossing in detail your skin so calm and sweetly, covering every millimeter with their caresses, making sighs to escape from his lips with every touch, every little Kiss perched on his neck extension..."Senpai..."His soft voice was like one touch more. The body of the child on his own, posed with care that never forgot, so call it, damn it, had missed it so much even though it had not been much time that lacked all that which at that time had the joy of re-experiencing.Souichi stretched arms, surrounding with them who had over. It tangled in his fingers that black hair strands, tinkered with it, enjoyed to feel it again, the texture and so subtle perfume, delicate as it was at that precise moment."Mori... naga..."At times like that, already nothing else mattered. Who would think, right and what was not. What would happen then, everything was equal. In those moments, outside disappeared and only left place for two of them.Their bodies swaying in sync.His lips together.The groans of both attenuated to mingle and die between their mouths.And the sound of the alarm announcing the 7 AM, booting it cruelly for his dream of a start.Sat slammed in bed with the heart beating fast. It breathed agitated, it shook a little her bangs, also remove the thin layer of sweat that had formed his forehead.That dream... I couldn't...To lower the gaze, the flush in her cheeks inordinately intensified. You could not believe the kind of dream that just have, could not believe how much that had affected the same. Worse still, could not believe that from between her legs was lifting sheets.He stood up, I had no time to lose indignando is. Accommodated your erection as well as possible before leaving the room, getting directly to the bathroom keeping his eyes fixed to the front. Fortunately, not heard any voice that alter their nerves further.I needed from the icy water accommodating his thoughts, gliding over your body and bristling her skin. That it muffled his blushing and discomfort in your lower belly.With only a towel around her waist, he returned quickly along the same path without daring to look to the sides even. It closed of a slammed door accidentally entering your room, but it did not give importance to how strong that had sounded, and energy that had begun the day, quickly got dressed and went back to the living room."Good morning." He greeted as if nothing had happened."Good morning." Smile always was there to receive it, making that something blush returned to the cheeks of the most. "Still annoying?"Somehow, the only fact that ask you bothered."It was not"."You seemed so with doors"."Eso no tiene nada que ver contigo."Su hostilidad dejó lugar al silencio, parecía que hasta intentar iniciar una conversación se tornaría incómodo, y lo entendía perfectamente. Aunque debería haber aprendido a mantenerse en silencio mucho antes de llegar a esa situación. Si hubiera aprendido a cerrar la boca desde un primer momento, Dios sabe la cantidad de disgustos que se habría ahorrado.A pesar de su mal carácter, Morinaga no parecía afectado en lo más mínimo. Tal vez había asumido la culpa como usualmente hacía, o simplemente no le importaba el revoltijo que pudiera tener en su interior. Por supuesto, no tenía sentido que se interesara por él si ni siquiera era capaz de reconocerlo.Ni siquiera estaba siendo capaz de preparar una simple taza de café por sí mismo a velocidad normal ahora que se daba cuenta, y tampoco pensaba pedir ayuda por lo visto."Hey." Llamó su atención mientras se acercaba hasta colocarse junto a él, frente a la mesada. "Deja eso, yo me encargo.""Es sólo café, yo puedo, no te preocupes.""Llegaré tarde si te espero. Ve a sentarte, prepararé un desayuno decente para ti también.""Ah, no es necesario, ya casi no queda tiempo."El mayor soltó un ligero suspiro. Debería permitirle sin protestar el ser más o menos amable ya que por una vez en la vida tenía la intención. De todos modos no hizo caso y continuó tostando algo de pan mientras el café terminaba de hacerse."Puedo hacer tiempo para dejarte esto listo." Dijo entretanto buscaba una bandeja para dejarla preparada en la mesada."De todos modos no llegaré." Le escuchó replicar desde el sillón. Su voz también sonaba algo diferente. Menos estúpida, tal vez."¿A dónde?""A la universidad.""Tú no irás." Sentenció de inmediato."¿Qué hablas? ¡Tengo que ir!""No irás, no para ser un estorbo. Quédate hasta que puedas usar ambas manos.""Pero mi trabajo…""Yo me encargaré de todo."Llevó un individual, luego el café, cuchara, azúcar, mermelada y las tostadas medio carbonizadas. No supo en qué momento, sólo volteó y se quemaron. Tal vez el pan estaba hecho por homosexuales, era suficiente explicación para él.Cuestión, armó la mesa lo mejor que pudo con el apuro que llevaba."Sólo preocúpate por recuperarte."El más joven observó atónito lo que pasaba. Apenas lo conocía, pero no creyó posible ni en un millón de años ver al otro comportándose así. Tal vez su primera impresión estuvo completamente errada, no lo sabía, pero sólo pudo responder a esos gestos con una sonrisa amplia, reflejo de un sentimiento que con esfuerzo se asomaba en su interior, incapaz de descifrarlo."Muchas gracias, senpai." Respondió alegremente.Souichi abrió grandes los ojos. Su corazón golpeó fuertemente contra su pecho."¿Me llamaste "senpai"?""Ayer parecía como si quisieras que te llamara así. ¿Me equivoqué?"Apartó su mirada llena de desilusión en cuanto se dio cuenta del cambio en su expresión. No iba a darle el gusto de ver funcionando su juego, pero esa había sido una jugada bastante cruel."Llámame como quieras. Me voy.""¡Ten un buen día!"Antes de salir de la habitación, se giró mirándolo por sobre su hombro con el ceño fuertemente fruncido."Más te vale estar aquí cuando regrese."No estaba del todo consciente de lo que sucedía. A su alrededor, el laboratorio apenas se hacía visible a sus ojos, mientras mantenía la concentración necesaria para continuar apropiadamente con su investigación y también con la de su kohai.Las notas que había encontrado allí no le fueron para nada útiles:"Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai SenpaiSenpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai"Todo rodeado de corazones.Ver eso le había provocado un tic en el ojo derecho.Naturalmente, arrancó la página, la arrugó y despedazó, dejando que los trozos se esparcieran por el laboratorio. Luego fue juntándolos y los arrojó a la basura, excepto por uno donde un "Senpai" junto con un corazón había sobrevivido. Lo observó por unos segundos antes de guardarlo en uno de los bolsillos de su pantalón.Aquellas "notas" habían servido para un propósito diferente al que había pensado antes de llegar a leerlas. Quizás las cosas estaban mejor así, con un Morinaga normal, sin esa imperiosa necesidad de constantemente invadir su espacio personal y más. Así ambos podrían centrarse en lo que realmente importaba.No volvería a sentir ese miedo por ser descubierto. No más abrazos, ni besos robados.*En este momento no hay nadie más excepto nosotros.*Recordó las veces en que fue acorralado contra la pared o un mueble de allí mismo, atacado por las inquietas manos del menor, atrapado entre sus brazos y el tan agradable calor que su cuerpo emanaba.*¡Detente! ¡¿Eres estúpido o qué?! ¡Estamos en la universidad!**¿Estás diciendo que está bien mientras no estemos aquí?*"…"Si, definitivamente era mejor así.Debía reforzar sus argumentos o pronto se quedaría sin excusas que darse a sí mismo.Sobra decir que el resto de la jornada le resultó un infierno.Regresó agotado al departamento. Sólo quería lanzar sus cosas a cualquier parte, sacar un par de cervezas de la nevera y beber hasta olvidarse de su propio nombre. Era demasiado ruidoso el conflicto que tenía internamente, no lo dejaba en paz. Y él creía que la presencia de Morinaga bastaría para poder estar tranquilo. Bueno, al menos ya podía conciliar el sueño.Sus pasos resonaron pesados a medida que subía las escaleras, también al acercarse a la puerta, sumando el ruido de las llaves entrando en la cerradura. Las luces estaban encendidas, pero no percibió movimiento alguno. También la TV estaba encendida.Dejó sus zapatos en la entrada y avanzó hacia el living. Miró a su alrededor, buscando a ese bastardo, pero no lo vio sino hasta que se aproximó a la mesa ratona en busca del control remoto.Morinaga dormía en el sofá en una posición que parecía ser bastante incómoda.¿Habría estado esperándolo?Negó mentalmente, seguro simplemente habría querido ver algún programa y el sueño terminó ganándole.Fue a dejar sus cosas en su habitación, y sacó de ella una frazada para cubrir del frío al menor. Ya estaba lo suficientemente roto como para que además pescara un resfriado. Se aseguró de cubrirlo bien, intentó acomodarlo un poco mejor en el sofá, con cuidado de no despertarlo. Los dedos de su mano derecha se movieron a través del cabello del otro mientras buscaba delicadamente poner una almohada bajo su cabeza.Miró sus labios al oír un muy ligero quejido salir de entre ellos, alertándolo. Le vio apretar un poco los párpados y luego volver a relajarse por completo. El mayor suspiró de alivio, no hubiera sabido qué cara poner si despertaba.Se veía tan indefenso allí, soñando con quién sabe qué. Dudaba que algunas de las cicatrices fueran a borrarse por completo, o al menos tomarían varios años en irse.
Volvió a bajar su mirada a medida que apartaba sus manos de él. Comenzó a

Kết quả (Anh) 2:

Rubbing his hands down in detail their skin so calm and sweet, covering every millimeter with his touch, making sighs escaped from his lips with every touch, every little kiss perched on the extent of his neck ... "Senpai ..." His voice was as soft as a caress. The body of the child on his own, posed with the care they never forgot, calling that way, damn it, I had missed so much but had not been much time they lacked everything that at that time had the good fortune to return experience. Souichi stretched his arms, wrapping them who had above. She tangled her fingers strands of that black hair, fiddled with it, enjoyed feeling it again, the texture and perfume so subtle, delicate as it was all right then. "Mori ... Naga ..." At times like that, nothing most. The do think, right and what was not. What would happen after all did not care. At such times, the outside disappeared and there was only room for two of them. Their bodies swinging in sync. His lips together. The groans of both attenuated when mixed and die in their mouths. And the sound of the alarm clock announcing 7AM, cruelly tearing his dream of a start. He sat bolt upright in bed with accelerated heart beating. He breathed agitated, shook her bangs a bit, also removing his forehead the thin layer of sweat had formed. That dream ... I could not ... Looking down the blush on her cheeks intensified enormously. I could not believe the kind of dream he'd just had, I could not believe how much it had affected him. Worse, I could not believe what was between her legs from lifting the sheets. I stood up, I had no time to lose indignant. He adjusted his erection possible best before leaving the room, getting directly to the bathroom keeping his eyes straight ahead. Fortunately, he did not hear any voices to alter his nerves even more. I needed ice water accommodating his thoughts, sliding over her body and skin erizándole. That attenuate the redness and discomfort in your lower abdomen. With only a towel around her waist, quickly returned by the same way without daring to look at the sides yet. He slammed the door accidentally entered his room, but did not give importance to what she sounded strong, and the energy with which he had started the day, quickly got dressed and went back to the living. "Good morning." He nodded as if nothing had happened. "Good morning." His smile was always there to receive it, causing some blush to the cheeks of return higher. "Are you still upset?" Somehow, the mere fact that asked annoyed. "There was." "It seemed the door." "That has nothing to do with you." His hostility gave way to silence, It seemed to try to start a conversation would become uncomfortable, and he understood perfectly. Although he should have learned to stay silent long before reaching this situation. Had learned to shut my mouth from the beginning, God knows how much trouble he had saved. Despite his bad temper, Morinaga seemed not in the least affected. Perhaps he had taken the blame as he usually did, or simply did not care about the mess you may have inside. Of course, no sense that was interested in him if he was not even able to recognize it. I was not even being able to prepare a simple cup of coffee for yourself at normal speed now realized, and did not think to ask for help at seen. "Hey." He caught her eye as she came to stand beside him against the counter. "Leave it, I got it." "It's just coffee, I can not worry." "I'll be late if I wait. Go sit down, I'll make a decent for you also breakfast." "Ah, it is not necessary since almost no time. " The biggest let out a sigh. Without protest should allow more or less friendly to be because for once in life intended. Anyway he ignored and continued toasting some bread while coffee be finished. "I make time to let this go." He said meanwhile sought a tray ready to leave on the counter. "Anyway will not get." He listened to replicate from the couch. His voice also sounded something different. Less stupid, maybe. "Where?" "A college." "You're not going." He sentenced immediately. "What are you talking about? I have to go!" "Do not go, not to be a nuisance. Stay until you can use both hands." "But my job ..." "I will take care of everything." It took a individually, then coffee, spoon, sugar, jam and toast middle charred. He did not know at what time, just turned and burned. Maybe the bread was made ​​by homosexuals, was sufficient explanation for it. Question, he armed the table as best he could through the trouble wearing. "Just worry about recover." The youngest looked astonished what happened. Hardly knew him, but not thought possible in a million years see the other behaving well. Maybe your first impression was completely wrong, he did not know, but could only respond to these gestures with a smile, reflecting a feeling that with effort peeked inside, unable to decipher it. "Thank you, senpai." He replied cheerfully. Souichi eyes widened. Her heart pounded hard against his chest. "Did you call me" senpai "?" "Yesterday it looked as if you wanted to call you that. Would I go wrong?" he took his eyes filled with disappointment as he noticed the change in her expression. She would not give him the pleasure of seeing running your game, but that was a rather cruel twist. "Call me whatever you want. I'm going." "Have a good day!" Before leaving the room, he turned looking over his shoulder with strongly frown. "You better be here when I get back." I was not fully aware of what was happening. All around, the laboratory was barely visible in his eyes, while keeping the concentration needed to continue its investigation properly and with its kohai. The notes had found there were not at all helpful to him: "Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai Senpai " All surrounded by hearts. See that had caused a tic in his right eye. Naturally, he tore out the page, crumpled and tore, leaving the pieces scatter by the laboratory. Then he was joining them and threw them away, except for one where a "Senpai" with a heart had survived. He watched for a few seconds before storing in a pocket of his pants. Those "notes" had served a purpose other than that I thought before coming to read. Maybe things were better as well, with a normal Morinaga, without the urgent necessity of constantly invade his staff and more space. So both could focus on what really mattered. He would not feel that fear to be discovered. No more hugs, no stolen kisses. * At this time no one else but us. * He recalled the times when he was cornered against the wall or on the spot furniture attacked by the restless hands of the child, trapped between his arms and the heat so nice that emanated from his body. * Stop! Are you stupid or what ?! We are in college! * * You're saying it's okay while we're here? * "..." Yes, it was definitely the best. It must bolster their arguments or will soon run out of excuses to give himself. Needless to say the rest of the day it was hell. He returned exhausted to the department. I just wanted to throw your stuff anywhere, get a couple of beers from the fridge and drinking to forget his own name. It was too noisy conflict that had internally and not leave him alone. And he believed that the presence of Morinaga enough to be quiet. Well, at least he could now sleep. His heavy footsteps echoed as he climbed the stairs, also to approach the door, adding noise entering the keys in the lock. The lights were on, but did not notice any movement. Also the TV was on. He left his shoes at the door and walked into the living room. He looked around for the bastard, but did not see him until he approached the coffee table in search of the remote control. Morinaga slept on the sofa in a position that seemed to be quite uncomfortable. Had she been waiting? he shook mentally , just sure I would have wanted to see a program and earning the dream ended. It was to leave their things in his room and pulled out a blanket to cover the cold the child. It was already broken enough to also fished a cold. He made ​​sure to cover it well, he tried to accommodate a little better on the couch, taking care not to wake him. The fingers of his right hand moved through the hair gently while looking the other put a pillow under his head. He looked at his lips when he heard a slight moan out from among them, alerting. I saw the eyelids squeeze a little and then come back to relax completely. The biggest sigh of relief, would not know which side to put if awakened. He looked so helpless there, dreaming of who knows what. He doubted some of the scars were to be erased completely, or at least would take several years to go. He lowered his gaze as his hands away from him. He started