aquello?Mario: A nuestra generación le queda ya muy lejos.María: Nos q dịch - aquello?Mario: A nuestra generación le queda ya muy lejos.María: Nos q Việt làm thế nào để nói

aquello?Mario: A nuestra generación

aquello?

Mario: A nuestra generación le queda ya muy lejos.

María: Nos queda lejos, sí, pero no es que nos dé igual. Lo que vemos, sobre todo, es que es un tema sin resolver; todo lo que provoca en España cada vez que surge algo sobre la Guerra Civil, esa imposibilidad de reconciliarse. En todo caso, La mula es una comedia, un poco a lo Berlanga, buscando el lado cómico y la naturalidad; quita hierro al dramatismo de la guerra.

XL. ¿Hay herencias de aquella guerra en vuestras familias?

María: En mi familia, no. Nada.

Mario: Yo, igual. Por suerte.

XL. Tú, Mario, ni siquiera has hecho la mili...

María: Pues le habría venido muy bien, ¡eh! [se ríe].

Mario: Quita, quita, que ya me ha contado mi padre la suya [se ríe]. Y menos mal, porque me vine a Madrid con 17 años y la mili me habría cortado el momento en que empecé a trabajar.

XL. Ahora que has hecho una película de la Guerra Civil, igual hasta te nominan a un Goya, ¿no?

Mario: [Sonríe] Pues no sé.

María: Es más fácil, desde luego. O igual ni así.

Mario: Yo solo gano premios cuando vota la gente.

María: Es que trabajas para ellos, no para contentar a quienes conceden premios. Siempre tienes que pensar en el público, para que entiendan a ese personaje en cuya piel te metes.

XL. ¿Tenéis muy claro quiénes son ellos?

Mario: Bueno, gente que ha crecido con nosotros y muchos adolescentes y veinteañeros que nos siguen tanto a María como a mí.

María: A ti más.

Mario: Bueno, con mis últimas películas, como Grupo 7 o Carne de neón, creo que se ha ampliado ese grupo.

XL. ¿Sientes que el fenómeno fan que te envuelve ha hecho más difícil que te respeten tus colegas?

María: Sobre eso mejor contesto yo...

Mario: No, no, mejor no comentar nada sobre eso.

María: Voy a hablar yo. ¿Puedo hablar yo?

Mario: A ver, que yo no tengo ningún problema con nadie. Dentro de la profesión, las cosas son como son y no importa; yo tengo que seguir a lo mío, trabajar y aprender con cada oportunidad. Soy joven.

María: Pero yo creo que...

Mario: Lo único que tengo muy claro, aunque a veces sea complicado andar por la calle, es que si no fuera por toda esa gente que me apoya no estaría donde estoy. El mundo del cine me habría apartado.

María: Es que, además, lo estás haciendo muy bien.

Mario: Que he hecho un tipo de papeles que me ha puesto en un sitio donde la gente me puede criticar y me puede dar caña... Pues, oye, lo acepto. ¡Es lo que hay, tío! Todo lo que he hecho me ha traído cosas muy buenas. No me puedo quejar. Pero es normal, estás ahí, expuesto, es parte de este trabajo, que te den en la diana.

XL. Tú, María, querías añadir algo...

María: [Suspira]. Es que me... [se ríe].

Mario: No digas nada. Te vas a arrepentir. No digas nada. No hace falta.

María: Pero has hablado muy bien, ¡eh! Es que yo lo admiro mucho como actor, todo el proceso por el que ha pasado, y me dan rabia algunas cosas...

XL. ¿Como intérpretes, en todo caso, sentís carencias, cosas que intentáis mejorar?

María: Yo, la vocalización.

XL. Es que en España lo de la vocalización...

María: Mal, ¿no? [se ríen].

Mario: A mí me pasa como a María. Pero bueno, aparte de esa, tengo muchas más limitaciones. Hay que mejorar todo.

XL. En la escuela de interpretación, ¿hubo algún aspecto en el cual te incidieran más cuando empezaste?

Mario: Mira, con el tiempo te puedo decir que no tengo claro que aquello fuera el mejor camino. Conocí a gente maravillosa y toqué un poco el teatro, pero la ideología de la escuela no coincidía con lo que había en mi cabeza. Yo trabajo desde otro sitio y, cuando eres niño, hay que tener cuidado. A lo mejor no te sirve.

XL. ¿Quieres decir que nadie se interesó por saber qué necesitabas tú como individuo, como actor?

Mario: Tal vez, tal vez...

XL. Lo digo porque también ocurre a menudo en el sistema educativo, de un modo general...

Mario: Sí, sí, es cierto, es lo que pasa en este país. Un profesor no puede ir a clase con la idea de soltar lo suyo sin importarle quiénes tiene enfrente durante todo un curso. Hay que enseñar caminos, ayudar a superarte; para cada niño ese camino es diferente, pero eso en España no se tiene mucho en cuenta.

XL. Y el uno del otro, ¿aprendéis algo?

María: Yo admiro muchísimo a Mario, pero también le digo las cosas malas [se lo piensa]. Con Grupo 7 le dije que era la primera vez que le había visto hacer un gran personaje y que nunca entenderé por qué no fue nominado al Goya. Y lo sigo pensando.

XL. No parece una crítica precisamente...

María: [Se ríe]. Sí, bueno, pero sí que nos decimos lo bueno y lo malo.

Mario: Sí. Yo le digo si algunas cosas están más o menos en su sitio, pero es que no veas todo lo que se curra María cada personaje.

María: Para nosotros, rodar juntos es superfácil. Tenemos una manera de trabajar tan parecida que es simplemente interpretar lo que está escrito, seguir al director, hablar, escucharnos...

XL. Os conocisteis en el rodaje de La mula, una película que estrenáis ahora, pero que rodasteis hace cuatro años, ¿no?

María: Sí, sí.

XL. Y mantuvisteis vuestra relación en secreto durante un tiempo. No sería sencillo, supongo.

María: No, la verdad, pero lo habríamos mantenido en secreto todo el tiempo que fuera posible.

XL. ¿Tenéis también, como toda pareja, ese momento del flechazo?

María: Es que, vamos a ver, ¿a quién le importa? Nadie tiene por qué saber nada. Digo yo. Eso no se lo hemos contado nunca a nadie. Es cosa nuestra.

XL. Hay parejas que sacan comunicados: «Estamos juntos, nos separamos, vamos a tener un hijo»...

Mario: Bueno, hay cada uno que...

María: Es que tu vida personal no tiene por qué formar parte de tu carrera. A mí me parece...

XL. Desde que estáis juntos, en todo caso, sois carne del corazón, os roban fotos, se esparcen rumores sobre vuestra ruptura. ¿Qué tal lo lleváis?

María: A mí es que me da la risa.

Mario: No hay criterio.

María: Ves cómo los medios engañan a la gente. Inventan algo y luego lo desmienten sin despeinarse. Hacen y deshacen a su gusto. Es mejor no decir nada; si no, les haces el juego.

Mario: Esa es la cuestión. Yo te confieso que no consigo estar tranquilo en una entrevista. Es una pena, pero... No tengo ningún problema en hablar, pero a veces he sido amable, me he relajado y, al leer después, ves que todo ha sido tergiversado. Por eso vas con la guardia alta, cuidando lo que dices. Me he llevado tantos disgustos... Lo más habitual es ver titulares fuera de contexto que escandalizan, pero que si vas el texto, ves que son cuatro palabras de una frase más larga que no tiene nada que ver.

María: ¡Buah! A mí me las han hecho... Periodistas que, por lo que sea, no les caes en gracia y escriben con la intención de dañar tu imagen. Es mezquino. Se te quitan las ganas de hablar con la prensa.

XL. Antes de estar con Mario no te ocurrían cosas así. ¿No te preguntas nunca: «¿Pero dónde me he metido?»?

María: Yo es que era feliz, vivía tranquila [mira a Mario de reojo]. Que no, que es broma [se ríen]. Es que a mí antes... Esto era algo que desconocía. ¡Si es que hemos estado a punto de tener accidentes!

Mario: Lo hemos pasado muy mal. No es normal que te sigan los fotógrafos diez o doce horas al día. Se te pegan con el coche, se te meten delante, se te meten detrás [resopla]. Es que eso ya es jugarte la vida.

XL. Tipo Lady Di...

María: Sí, sí, en ese plan. Y no puedes hacer nada.

Mario: María se pone muy nerviosa, pero es que si haces algo, si reaccionas, te bajas del coche y te acercas a ellos, te tiran la ráfaga y ya tienen el numerito para publicar.

XL. Dijiste una vez, Mario, que te enamorabas de las actrices con las que rodabas, pero que ellas de ti no. Hasta que...

Mario: [Tuerce el gesto]. Ahí ya me incomodas otra vez. No, a ver, es algo de lo que no hablo ni tengo por qué hablar.

María: A mí no me interesa contar esas cosas. No tiene que ser una historia pública.

Mario: Pero lo mejor es llevarlo bien, entenderlo desde el minuto uno y no martirizarte. Es previsible. Te haces a la idea, ¿no? [a María]. ¿Qué vas a hacer?

María: Sí, sí.

XL. Supongo que cuando todo esto empezó para ti, Mario, no lo llevarías tan bien, ¿no?

Mario: Claro, era un chavalín. Entras en un mundo para el que nadie te ha preparado. Recuerdo la vergüenza que me daba que la gente me reconociera y se me acercara; el daño de las primeras críticas. Pero bueno, vas aprendiendo. Es complicado.

XL. Bueno, cambiemos de tercio. Suena el teléfono y es Almodóvar: «Tengo un papel para ti». ¿Qué diríais?

María: Te lo diré el día que me llame [se ríe]. Es muy interesante trabajar con Pedro Almodóvar. Hable con ella es, de hecho, una de mis películas españolas favoritas de siempre, pero, caiga quien caiga, debes ser fiel a ti misma y pensar en tu carrera como un todo. Si tienes un guion estupendo, un personaje maravilloso y la oportunidad de trabajar con alguien como él, pues todo redondo, pero si no...

Mario: A nosotros nos han ofrecido papeles directores de renombre, no te diré cuáles, por supuesto, y hemos dicho que no. No haría una película por otro motivo que no fuera un personaje que me llene. No me sentiría a gusto. Pero estaría bien trabajar con Almodóvar, claro. Siempre apetece trabajar con un gran director.

XL. Acabas de hacerlo con Álex de la Iglesia en Las brujas de Zugarramurdi. Por cierto, ya hay revuelo montado debido a que te das un beso con Hugo Silva...

Mario: Sí, y eso que en el tráiler se ve poco, porque es un pedazo de beso, ya te lo adelanto. Un muerdo, vamos. Nos hechiza una bruja y... Bueno, la verdad es que nos reímos mucho, tío. Fue un descojone total. Pero es que Álex es muy listo. Pone el beso ahí y, claro, sabe que va a ser el bombazo. Y nos lo dijo en el rodaje, ¡eh!: «Qué sepáis que esto va directamente al tráiler».

XL. O sea, no es un nuevo paso en tu carrera como icono gay...

Mario: No, no [se ríe]. Lo dices por el papel de Tony en Mentiras y gordas. Algo hubo, me dieron el premio LesGai y fue estupendo. Estoy superorgulloso de aquella película. Hay gent
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Mario: A nuestra generación le queda ya muy lejos.

María: Nos queda lejos, sí, pero no es que nos dé igual. Lo que vemos, sobre todo, es que es un tema sin resolver; todo lo que provoca en España cada vez que surge algo sobre la Guerra Civil, esa imposibilidad de reconciliarse. En todo caso, La mula es una comedia, un poco a lo Berlanga, buscando el lado cómico y la naturalidad; quita hierro al dramatismo de la guerra.

XL. ¿Hay herencias de aquella guerra en vuestras familias?

María: En mi familia, no. Nada.

Mario: Yo, igual. Por suerte.

XL. Tú, Mario, ni siquiera has hecho la mili...

María: Pues le habría venido muy bien, ¡eh! [se ríe].

Mario: Quita, quita, que ya me ha contado mi padre la suya [se ríe]. Y menos mal, porque me vine a Madrid con 17 años y la mili me habría cortado el momento en que empecé a trabajar.

XL. Ahora que has hecho una película de la Guerra Civil, igual hasta te nominan a un Goya, ¿no?

Mario: [Sonríe] Pues no sé.

María: Es más fácil, desde luego. O igual ni así.

Mario: Yo solo gano premios cuando vota la gente.

María: Es que trabajas para ellos, no para contentar a quienes conceden premios. Siempre tienes que pensar en el público, para que entiendan a ese personaje en cuya piel te metes.

XL. ¿Tenéis muy claro quiénes son ellos?

Mario: Bueno, gente que ha crecido con nosotros y muchos adolescentes y veinteañeros que nos siguen tanto a María como a mí.

María: A ti más.

Mario: Bueno, con mis últimas películas, como Grupo 7 o Carne de neón, creo que se ha ampliado ese grupo.

XL. ¿Sientes que el fenómeno fan que te envuelve ha hecho más difícil que te respeten tus colegas?

María: Sobre eso mejor contesto yo...

Mario: No, no, mejor no comentar nada sobre eso.

María: Voy a hablar yo. ¿Puedo hablar yo?

Mario: A ver, que yo no tengo ningún problema con nadie. Dentro de la profesión, las cosas son como son y no importa; yo tengo que seguir a lo mío, trabajar y aprender con cada oportunidad. Soy joven.

María: Pero yo creo que...

Mario: Lo único que tengo muy claro, aunque a veces sea complicado andar por la calle, es que si no fuera por toda esa gente que me apoya no estaría donde estoy. El mundo del cine me habría apartado.

María: Es que, además, lo estás haciendo muy bien.

Mario: Que he hecho un tipo de papeles que me ha puesto en un sitio donde la gente me puede criticar y me puede dar caña... Pues, oye, lo acepto. ¡Es lo que hay, tío! Todo lo que he hecho me ha traído cosas muy buenas. No me puedo quejar. Pero es normal, estás ahí, expuesto, es parte de este trabajo, que te den en la diana.

XL. Tú, María, querías añadir algo...

María: [Suspira]. Es que me... [se ríe].

Mario: No digas nada. Te vas a arrepentir. No digas nada. No hace falta.

María: Pero has hablado muy bien, ¡eh! Es que yo lo admiro mucho como actor, todo el proceso por el que ha pasado, y me dan rabia algunas cosas...

XL. ¿Como intérpretes, en todo caso, sentís carencias, cosas que intentáis mejorar?

María: Yo, la vocalización.

XL. Es que en España lo de la vocalización...

María: Mal, ¿no? [se ríen].

Mario: A mí me pasa como a María. Pero bueno, aparte de esa, tengo muchas más limitaciones. Hay que mejorar todo.

XL. En la escuela de interpretación, ¿hubo algún aspecto en el cual te incidieran más cuando empezaste?

Mario: Mira, con el tiempo te puedo decir que no tengo claro que aquello fuera el mejor camino. Conocí a gente maravillosa y toqué un poco el teatro, pero la ideología de la escuela no coincidía con lo que había en mi cabeza. Yo trabajo desde otro sitio y, cuando eres niño, hay que tener cuidado. A lo mejor no te sirve.

XL. ¿Quieres decir que nadie se interesó por saber qué necesitabas tú como individuo, como actor?

Mario: Tal vez, tal vez...

XL. Lo digo porque también ocurre a menudo en el sistema educativo, de un modo general...

Mario: Sí, sí, es cierto, es lo que pasa en este país. Un profesor no puede ir a clase con la idea de soltar lo suyo sin importarle quiénes tiene enfrente durante todo un curso. Hay que enseñar caminos, ayudar a superarte; para cada niño ese camino es diferente, pero eso en España no se tiene mucho en cuenta.

XL. Y el uno del otro, ¿aprendéis algo?

María: Yo admiro muchísimo a Mario, pero también le digo las cosas malas [se lo piensa]. Con Grupo 7 le dije que era la primera vez que le había visto hacer un gran personaje y que nunca entenderé por qué no fue nominado al Goya. Y lo sigo pensando.

XL. No parece una crítica precisamente...

María: [Se ríe]. Sí, bueno, pero sí que nos decimos lo bueno y lo malo.

Mario: Sí. Yo le digo si algunas cosas están más o menos en su sitio, pero es que no veas todo lo que se curra María cada personaje.

María: Para nosotros, rodar juntos es superfácil. Tenemos una manera de trabajar tan parecida que es simplemente interpretar lo que está escrito, seguir al director, hablar, escucharnos...

XL. Os conocisteis en el rodaje de La mula, una película que estrenáis ahora, pero que rodasteis hace cuatro años, ¿no?

María: Sí, sí.

XL. Y mantuvisteis vuestra relación en secreto durante un tiempo. No sería sencillo, supongo.

María: No, la verdad, pero lo habríamos mantenido en secreto todo el tiempo que fuera posible.

XL. ¿Tenéis también, como toda pareja, ese momento del flechazo?

María: Es que, vamos a ver, ¿a quién le importa? Nadie tiene por qué saber nada. Digo yo. Eso no se lo hemos contado nunca a nadie. Es cosa nuestra.

XL. Hay parejas que sacan comunicados: «Estamos juntos, nos separamos, vamos a tener un hijo»...

Mario: Bueno, hay cada uno que...

María: Es que tu vida personal no tiene por qué formar parte de tu carrera. A mí me parece...

XL. Desde que estáis juntos, en todo caso, sois carne del corazón, os roban fotos, se esparcen rumores sobre vuestra ruptura. ¿Qué tal lo lleváis?

María: A mí es que me da la risa.

Mario: No hay criterio.

María: Ves cómo los medios engañan a la gente. Inventan algo y luego lo desmienten sin despeinarse. Hacen y deshacen a su gusto. Es mejor no decir nada; si no, les haces el juego.

Mario: Esa es la cuestión. Yo te confieso que no consigo estar tranquilo en una entrevista. Es una pena, pero... No tengo ningún problema en hablar, pero a veces he sido amable, me he relajado y, al leer después, ves que todo ha sido tergiversado. Por eso vas con la guardia alta, cuidando lo que dices. Me he llevado tantos disgustos... Lo más habitual es ver titulares fuera de contexto que escandalizan, pero que si vas el texto, ves que son cuatro palabras de una frase más larga que no tiene nada que ver.

María: ¡Buah! A mí me las han hecho... Periodistas que, por lo que sea, no les caes en gracia y escriben con la intención de dañar tu imagen. Es mezquino. Se te quitan las ganas de hablar con la prensa.

XL. Antes de estar con Mario no te ocurrían cosas así. ¿No te preguntas nunca: «¿Pero dónde me he metido?»?

María: Yo es que era feliz, vivía tranquila [mira a Mario de reojo]. Que no, que es broma [se ríen]. Es que a mí antes... Esto era algo que desconocía. ¡Si es que hemos estado a punto de tener accidentes!

Mario: Lo hemos pasado muy mal. No es normal que te sigan los fotógrafos diez o doce horas al día. Se te pegan con el coche, se te meten delante, se te meten detrás [resopla]. Es que eso ya es jugarte la vida.

XL. Tipo Lady Di...

María: Sí, sí, en ese plan. Y no puedes hacer nada.

Mario: María se pone muy nerviosa, pero es que si haces algo, si reaccionas, te bajas del coche y te acercas a ellos, te tiran la ráfaga y ya tienen el numerito para publicar.

XL. Dijiste una vez, Mario, que te enamorabas de las actrices con las que rodabas, pero que ellas de ti no. Hasta que...

Mario: [Tuerce el gesto]. Ahí ya me incomodas otra vez. No, a ver, es algo de lo que no hablo ni tengo por qué hablar.

María: A mí no me interesa contar esas cosas. No tiene que ser una historia pública.

Mario: Pero lo mejor es llevarlo bien, entenderlo desde el minuto uno y no martirizarte. Es previsible. Te haces a la idea, ¿no? [a María]. ¿Qué vas a hacer?

María: Sí, sí.

XL. Supongo que cuando todo esto empezó para ti, Mario, no lo llevarías tan bien, ¿no?

Mario: Claro, era un chavalín. Entras en un mundo para el que nadie te ha preparado. Recuerdo la vergüenza que me daba que la gente me reconociera y se me acercara; el daño de las primeras críticas. Pero bueno, vas aprendiendo. Es complicado.

XL. Bueno, cambiemos de tercio. Suena el teléfono y es Almodóvar: «Tengo un papel para ti». ¿Qué diríais?

María: Te lo diré el día que me llame [se ríe]. Es muy interesante trabajar con Pedro Almodóvar. Hable con ella es, de hecho, una de mis películas españolas favoritas de siempre, pero, caiga quien caiga, debes ser fiel a ti misma y pensar en tu carrera como un todo. Si tienes un guion estupendo, un personaje maravilloso y la oportunidad de trabajar con alguien como él, pues todo redondo, pero si no...

Mario: A nosotros nos han ofrecido papeles directores de renombre, no te diré cuáles, por supuesto, y hemos dicho que no. No haría una película por otro motivo que no fuera un personaje que me llene. No me sentiría a gusto. Pero estaría bien trabajar con Almodóvar, claro. Siempre apetece trabajar con un gran director.

XL. Acabas de hacerlo con Álex de la Iglesia en Las brujas de Zugarramurdi. Por cierto, ya hay revuelo montado debido a que te das un beso con Hugo Silva...

Mario: Sí, y eso que en el tráiler se ve poco, porque es un pedazo de beso, ya te lo adelanto. Un muerdo, vamos. Nos hechiza una bruja y... Bueno, la verdad es que nos reímos mucho, tío. Fue un descojone total. Pero es que Álex es muy listo. Pone el beso ahí y, claro, sabe que va a ser el bombazo. Y nos lo dijo en el rodaje, ¡eh!: «Qué sepáis que esto va directamente al tráiler».

XL. O sea, no es un nuevo paso en tu carrera como icono gay...

Mario: No, no [se ríe]. Lo dices por el papel de Tony en Mentiras y gordas. Algo hubo, me dieron el premio LesGai y fue estupendo. Estoy superorgulloso de aquella película. Hay gent
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